Descubrió que también deambulando,
pisando las hojas, se puede tener cuidado,
giró a la luz y puso las páginas a sus pies
y recortó flores de un amarillento papel.
Inventó para ella un espacio de lluvia,
llenando con belleza imprevista que nunca
había pintado sin besar el mojado suelo.
Y esperó la llegada y reinventó el momento.
E.