El dolor es la consecuencia de negar los principios básicos de la vida, que
incluyen: auto-respeto, amabilidad y generosidad.
Además, el dolor en sus
diversas formas es una consecuencia directa del auto-engaño. Los engaños son
ilusiones que creemos que son reales. Un auto-engaño clásico es el de creer que
alguien o algo fuera de mí puede crear mi estado de felicidad.
La
posición, el rol, el talento o el logro son sólo temporales, y pasajeros. La
dependencia de estos aspectos finalmente trae dolor en la forma de decepción,
vacío o resentimiento.
¿Por qué creemos en estos de una manera tan
absoluta?
Un principio: no podemos tomar felicidad, satisfacción o amor
desde el exterior del ser.
El primer paso para expresar la felicidad con
los demás es experimentarla como la naturaleza original del ser. Entonces
podemos compartirla con los demás incondicionalmente, creando un estado duradero
de felicidad.
El dolor vuelve a aparecer cuando olvidamos nuestro ser
original y cuando rechazamos aprender.
Brahma Kumaris