jueves, 19 de marzo de 2009

Instantes antes del desasosiego ( I )

La interrogante acaba siendo maldita
permanece plena de granados estantes,
se tienen en pie algunas voces viejas
y hasta las nuevas se vuelven cobardes.

Óyeme, no lo volveré a decir...

Lo que más asusta es el ruido que haces,
mueves sin piedad las apenadas perlas
tratas de poner el corazón en transparente
escondiéndote bajo la sombra de tu coraza.

Óyeme, no lo volveré a decir...

Y bebes ansioso del desazón incompleto
dejando al astro en estado de alerta,
compras y vendes sin pudor temeroso
desgarrando, cuando quieres, tu misma careta.

Óyeme, no lo volveré a decir...


E.