martes, 22 de noviembre de 2011

Vital de Vida


 Hay momentos, y épocas en la vida, en que a la mayoría de las personas nos gusta sentirnos deseados. De hecho, hay quienes opinan que no hay nada más excitante que ser deseados por otra u otras personas, ser el centro de su atención y su objeto de deseo. Además de fortalecer nuestra autoestima y la confianza en nuestra persona, el sentirnos deseados puede estimular nuestra libido gratamente.
La serie de agradables reacciones que pueden provocarse en una persona cuando se siente deseada puede ser muy excitante. El deseo que una persona puede sentir por otra se manifiesta de múltiples maneras. Desde una mirada, que algunos casos puede mostrar un reflejo de pasión, un deseo casi desbordado y hasta lascivia. Puede ser muy excitante pensar que una caricia −un roce de nuestro cuerpo, un guiño, o incluso una insinuación− puede despertar la pasión en nuestra pareja. Una situación cotidiana entonces puede tornarse en un enorme afrodisíaco y en un positivo aliciente para el ego.
Mucho se habla de la importancia de contar con una sexualidad vital. Mantener una actitud de exploración, algunas veces, significa convertir la energía sexual que ya se tiene y se siente para encontrar nuevos alicientes. Es decir, cuando para la persona es posible sentir, aunque sea unos atisbos de excitación ocasionada por sentirse deseada, puede entonces incrementar la energía sexual que experimenta. Así, puede contar con la oportunidad de que la experiencia se vuelva más plena.
De esta manera se puede conjugar la energía sexual propia con la de la pareja y crear una situación de suma excitación para ambos. Es como una hoguera que se va alimentando poco a poco de otros fuegos, hasta crear un único fuego, intenso, continuo, reconfortante...
Blog El  Mundo  M. Pérez  JJ. Borras