viernes, 25 de noviembre de 2011

...



  
Nota en el desayuno ...

Mientras duermes escribo…
“Tengo el calor de tu piel en mi mano, tengo el sabor de tu piel en mis labios”… y lo escribo mientras duermes para que cuando despiertes todo te siga pareciendo un sueño.


martes, 22 de noviembre de 2011

Vital de Vida


 Hay momentos, y épocas en la vida, en que a la mayoría de las personas nos gusta sentirnos deseados. De hecho, hay quienes opinan que no hay nada más excitante que ser deseados por otra u otras personas, ser el centro de su atención y su objeto de deseo. Además de fortalecer nuestra autoestima y la confianza en nuestra persona, el sentirnos deseados puede estimular nuestra libido gratamente.
La serie de agradables reacciones que pueden provocarse en una persona cuando se siente deseada puede ser muy excitante. El deseo que una persona puede sentir por otra se manifiesta de múltiples maneras. Desde una mirada, que algunos casos puede mostrar un reflejo de pasión, un deseo casi desbordado y hasta lascivia. Puede ser muy excitante pensar que una caricia −un roce de nuestro cuerpo, un guiño, o incluso una insinuación− puede despertar la pasión en nuestra pareja. Una situación cotidiana entonces puede tornarse en un enorme afrodisíaco y en un positivo aliciente para el ego.
Mucho se habla de la importancia de contar con una sexualidad vital. Mantener una actitud de exploración, algunas veces, significa convertir la energía sexual que ya se tiene y se siente para encontrar nuevos alicientes. Es decir, cuando para la persona es posible sentir, aunque sea unos atisbos de excitación ocasionada por sentirse deseada, puede entonces incrementar la energía sexual que experimenta. Así, puede contar con la oportunidad de que la experiencia se vuelva más plena.
De esta manera se puede conjugar la energía sexual propia con la de la pareja y crear una situación de suma excitación para ambos. Es como una hoguera que se va alimentando poco a poco de otros fuegos, hasta crear un único fuego, intenso, continuo, reconfortante...
Blog El  Mundo  M. Pérez  JJ. Borras

lunes, 14 de noviembre de 2011

Dos Actors

Emma Vilarasau
Pere Arquillué


Sí que nos influya...no que nos condicione

El dolor es la consecuencia de negar los principios básicos de la vida, que incluyen: auto-respeto, amabilidad y generosidad.

Además, el dolor en sus diversas formas es una consecuencia directa del auto-engaño. Los engaños son ilusiones que creemos que son reales. Un auto-engaño clásico es el de creer que alguien o algo fuera de mí puede crear mi estado de felicidad.

La posición, el rol, el talento o el logro son sólo temporales, y pasajeros. La dependencia de estos aspectos finalmente trae dolor en la forma de decepción, vacío o resentimiento.

¿Por qué creemos en estos de una manera tan absoluta?

Un principio: no podemos tomar felicidad, satisfacción o amor desde el exterior del ser.

El primer paso para expresar la felicidad con los demás es experimentarla como la naturaleza original del ser. Entonces podemos compartirla con los demás incondicionalmente, creando un estado duradero de felicidad.

El dolor vuelve a aparecer cuando olvidamos nuestro ser original y cuando rechazamos aprender.

Brahma Kumaris

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Hasta que llovió...

Solitaria Meditación 
Domingo 6 de noviembre
Música: Dreamcatcher
Masía Cal Bitxo
Inolvidable...

Congreso para Vivir en la Luz y el Amor

1 de noviembre de 2011
Gracias a Xavier Pedro, Jordi Morella 
y Eugeni García por sus enseñanzas.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

No me cansaré...






En la vida, la actitud lo es todo.

Las circunstancias que han moldeado nuestras vidas son tan únicas e individuales como lo son nuestras personalidades - no hay dos que sean iguales - y sin embargo nuestra habilidad para crecer como individuos, evolucionar en seres más compasivos, amorosos y concientes, no depende de lo que nos ha sucedido, sino de nuestra actitud hacia estas situaciones.
Cuando nos enfrentamos con lo más difícil, ¿qué hago, retrocedo o avanzo? ¿Me resisto o abrazo la situación para crecer más?
En última instancia, son dos las actitudes que tomamos en la vida: la de ser una víctima o un creador.

La víctima no ve la belleza, ni la abundancia, ni la perfección que yace en cada momento, porque tiene una idea de cómo las cosas tendrían que ser, una idea que muy raramente se confirma, una idea que siempre está en contra de lo que realmente es.

Esta inconformidad es enojo, es rabia - enojo con la vida, enojo con Dios - pero en la víctima se manifiesta como algo pasivo, una pesadez depresiva, inerte y hasta desinteresada, mostrándose más como tristeza que como rabia. Es odio a uno mismo, violencia hacia uno mismo. Esto es un rechazo fundamental a lo que es: es violencia hacia la vida misma.
La única forma de romper con este victimismo hacia la vida es tomando el rol de creador.

Un creador alaba su creación; la víctima la critica. Un creador vive en apreciación; la víctima se queja, no tomando responsabilidad. Son totalmente opuestos. El creador abraza lo que sea que se presenta en su camino. Tiene un SI para todo, y entonces la vida es vivida en abundancia. La víctima, por otra parte, es resentida y negativa. No puede ver la perfección ni la belleza porque tiene una idea rígida de cómo las cosas tendrían que ser. Envuelto en un manto de pasividad, ésta es la rabia máxima: el rechazo a la existencia, la negación de lo que es.
Cuando miro mi vida con un NO, con una idea mejor de cómo tendrían que ser las cosas, estoy rechazando la vida. Como no puedo controlar, entonces no voy a jugar. Como no puedo entender, no voy a aceptar. Así es el extremo obsesivo de un intelecto miedoso, sus complicaciones le chupan toda la dicha a la vida. La conciencia, en cambio, vive en unión con el corazón, no hay preguntas allí. Cuando tú eres lo absoluto la necesidad desesperada por entender desaparece, es absorbida por la alegría preñada de ser puro. El corazón no quiere nada más cuando ha encontrado el amor. ¿Cómo puedo transformarme de víctima en creador? Enfocándome en la conciencia, en la profundidad silenciosa que yace dentro de todos nosotros, hasta que me transforme en una mente sin pensamiento. ¿Por qué? No hay por qué. Solo es. Es solo la experiencia de ser eso. Cuando ves tu resistencia, déjala ir. Recuerda que cuando puedo fluir, cuando me entrego, cuando no cuestiono, tomo lo que venga, que por algo vendrá, dejo que pase intentanto paliar las consecuencias y, simplemente, fluyo. Cuando peleo, soy ese niño resentido que no quiere tomar responsabilidad: hay algo que podría ser mejor en este momento...eso es injusto...


Y entonces dejarás de preguntarte porqué éste o aquél tiene esa "Suerte" (¿?) que tu no tienes...NO es suerte...es capacidad de tranquilizarte cuando viene el mal momento, respirar, tomar fuerza, reflexionar la mejor solución (no hacer nada si no la hay), tomar impulso y...


caminar.