Hay dos formas de enfrentarse a la vida y a los obstáculos.
Modo lucha o modo observación.
Con el primero, luchas y sobrevives.
Es instinto y reacción. Modo inconsciente. Siempre es más de lo mismo.
Son bucles repetitivos.
Te sacrificas, te peleas, te discutes, te desgastas, te derrumbas, te autoexiges, te hundes, te culpabilizas, te anulas...
Siempre por lo mismo.
Buscando fuera suplir tu propia ausencia. Buscando reconocimiento. Buscando amor.
Buscando aceptación. Buscando valoración. Buscando seguridad. Buscando perfección.
Buscando control. Buscando, buscando, buscando.
Buscando en el exterior aquello que necesitas y, por supuesto, no te dan.
Reaccionando a tu carencia. Reaccionando a tu vacío vital.
Y así, haces que tu historia se repita una y otra vez.
Con el segundo, fluyes y vives.
Es atención y creación consciente. No luchas, no reaccionas, no entras en automatismos.
Cortas el bucle. Observas tu mente. Sin más. Respiras. Sientes. Y observas.
Te das cuenta que tú no eres ese pensamiento que está pasando por tu mente en este mismo instante. Lo dejas pasar como un tronco que baja por el río.
Te das cuenta de tu carencia. Te das cuenta de tu vacío pero lo llenas atendiéndote.
Sin ausentarte de ti mismo. Te das cuenta de lo que tu mente está buscando y exigiendo.
Sientes el dolor que ello te produce. Duele, claro. A veces, mucho. Pero el dolor es tuyo, de nadie más. Lo aceptas sin exigir a nadie que te lo calme.
Abrazas tu incomodidad incondicionalmente. Amas el momento. Amas tu historia en este mismo instante. Te amas por encima de todo y de todos. Le dices SÍ a la vida.
A tu vida. Vuelves a respirar. Relajas el cuerpo. Y finalmente, desde la calma y la relajación, DECIDES. Lo que quieras.
Pero DECIDES desde la conexión de tu alma.
No desde la mendicidad de tu mente.
Sin "hacer nada", lo estarás cambiando TODO. Sin luchar, estarás renaciendo de nuevo.
Sin desgastarte, estarás transformando tu vida.
Observa tus pensamientos. No te identifiques con ellos. Déjalos pasar.
Tú eres mucho más que un pensamiento. Tú eres la energía que crea ese pensamiento.
No luches por cambiar la vida. Vívela y siéntela.
Y viviéndola y sintiéndola, la estarás cambiando.
La vida no va ni de lucha ni de reacción. Va de sabiduría y de creación. Y si lo que quieres es dejar de repetir y ponerte a crear, no hay nada mejor que la observacion.