Si te hablara de un cuerpo, no sería tan rotundo:
un paisaje de piel que resume la vida.
No pude huir de tu belleza
y abarcaron mis ojos tu entera desnudez.
Me supe enajenado en la insistencia
y resolví el enigma del placer de crearte
sin ya nada importarme de tu vida
ni el juicio de los otros.
Rincones indagué con mi codicia,
y quiero que lo sepas:
he gozado tu abrazo
como en la noche aquella
que fui tu solución indispensable.
Julio Herranz
No hay comentarios:
Publicar un comentario