Cuando el dolor deja de doler sabemos que lo hemos aceptado y
hemos aprendido a ser con ello. De esta manera, llegará un momento en el que
daremos las gracias por habernos caído, ya que solo así habremos aprendido a
levantarnos y valoraremos más estar de pie.
No sirve de nada afrontar un paso reviviendo las situaciones
en nuestra cabeza una y otra vez: la única forma de mirar al futuro es ir más
allá de la suma de acontecimientos, llegar a las emociones y conocernos desde
todas las perspectivas que la vida nos pone delante.
C. Medina Gómez
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