sábado, 4 de noviembre de 2017

Daño

Lo que no asumen estas personas es que se puede perdonar, pero también se acaban las ganas, se desgasta el afecto, se esfuma la confianza, se rompen las bases de una relación y llega el momento que no importa si existe o no la falta. El nivel de indiferencia por no quedar sentimiento alguno vivo, se hace cada vez más latente, ya no se espera nada, ya no se apuesta a nada, porque así como un lado asume el perdón, el otro asume la falta y con ella la pérdida.

Perdonar es un don, pero cuando se hace repetitivo con la misma persona, debemos revisar qué es lo que está ocurriendo, uno puede afrontar cierto tipo de decepciones, puede otorgar disculpas, pero esto no puede hacerse un hábito, porque el respeto debe estar presente y lastimar a alguien reiteradas veces no es sano para ninguna de las partes.

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