Y así hablaba Abul Beka a sus hermanos en una plaza de Medina Runda:
—Ayer entré en la ciudad de los durmientes, que está emplazada en el valle de la vida y rodeada por las murallas de la ilusión. Cuando entré por sus puertas, muchos me rodeaban y decían:
«Háblanos de tu mundo. Aquel que se extiende más allá de nuestras noches y donde hay una luz que lo ilumina todo desde dentro. Nos han dicho que allí no existe la oscuridad, ni tan siquiera en las cuevas más profundas, y que puedes mirar hacia dentro como aquí miramos hacia fuera».
Y muchos eran los que me seguían saltando a mi lado. Después, me dirigí a una plaza y allí me senté rodeado de todos. Y así les decía:
«Hermanos de esta parte, donde existe la noche. Vosotros aún necesitáis de la noche para comprender al día; y de su oscuridad para sentir la Luz. Mas llegarán tiempos en que sepáis su valor y, entonces, viváis eternamente rodeados de ella.
»Aún necesitáis del odio para comprender el amor; y de las luchas para saber el valor de la paz... Y del tropiezo para que, día a día, os levantéis.
»Mirad que vengo a visitaros y muchas cosas os traigo de aquella parte. Mas muchos de vosotros, nada más oírme, me harán un recodo en sus corazones y enderezarán una vela en sus almas; y otros despertarán vientos que la apaguen. Estos últimos, al quererme desterrar, se estarán desterrando; y al quererme herir, se estarán hiriendo. Porque no soy sino la voz de vuestra luz y no pretendo sino llamarla a iluminar».
Diálogos con Abul Beka - Cayetano Arroyo - Edit Sirio
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